viernes, 24 de octubre de 2008

miércoles, 22 de octubre de 2008

APAGONES



Miércoles 22 de Octubre del 2008, actualizado 5:09 PM


Sólo falta que se apague el sol en la ciudad de Santo Domingo; cortes de energía se multiplican y también quejas

Los salones de belleza son uno de los negocios más afectados por los apagones en los barrios de la Capital. 5:02 PM SANTO DOMINGO.- A la ciudad de Santo Domingo sólo le falta que le apaguen el sol, en los últimos días, los apagones se han multiplicado mientras los comerciantes se quejan de que la falta de energía eléctrica “ les deja pérdidas” y temen por la seguridad de sus negocios durante las horas de la noche. Moradores de sectores de Santo Domingo Norte, Este y Oeste, coincidieron en que desde hace más de una semana han aumentado los apagones, con tandas de más de diez horas continuas sin ese servicio.

Servir al pueblo


Juan Taveras Hernandez

"Servir al Partido para Servir al Pueblo”. Tal era la consigna que daba fundamento político e ideológico al Partido de la Liberación Dominicana al ser fundado en 1973 por Juan Bosch tras su partida definitiva del Partido Revolucionario Dominicano.

En 1968 se publicó la primera edición de “Servir al Pueblo” del gran timonel chino Mao TseTung, quien llamaba a los militantes del Partido Comunista Chino a “Servir de todo corazón al pueblo, sin apartarnos de las masas ni por un instante”.

”Todos los hombres han de morir, pero la muerte puede tener distintos significados. El antiguo escritor chino Sima Chien decía: “Aunque la muerte llega a todos, puede tener más pesos que la montaña Taishan o menos que una pluma”. Morir por los intereses del pueblo tiene más pesos que la montaña Taishan; servir a los fascistas y morir por los que explotan y oprimen al pueblo tiene menos pesos que una pluma.” Esa expresión política e ideológica, famosa entre los llamados clásicos del marxismo, se extendió por todo el mundo, incluso en Latinoamérica, a tal punto que el periódico del Partido Comunista Argentino primero se llamó “Nueva Hora” y posteriormente “Servir al Pueblo”. Aquí en nuestro país el periódico de la Línea Roja del 14 de Junio, del cual fui militante desde 1972 hasta poco después de fundado el Partido de los Trabajadores Dominicanos (PTD), durante años se llamó “Servir al Pueblo”.

Al llegar al poder, el PLD abandonó sus ideas y aspiraciones de hacer de éste un pueblo próspero donde primara la dignidad humana y la solidaridad. El autor del formidable libro “De Cristóbal Colón a Fidel Castro”, derrocado por un golpe de Estado fascista patrocinado por Estados Unidos apoyado por reaccionarios criollos y la Iglesia Católica, no sospechó que su partido sería aliado y colaborador de quienes cercenaron los anhelos de independencia nacional, de justicia y libertad.

Aquel hombre, ejemplo de honradez, que vivió precariamente de sus libros, no de la política, que no acumuló fortuna, que su casa, ya en la postrimería de su vida, fue regalo de amigos y colaboradores, hizo bien en morirse antes de ver el comportamiento indecoroso, ruin y perverso de muchos –no todos- de sus alumnos.

Los gobiernos del PLD que ha encabezado Leonel Fernández se han caracterizado por el tráfico de influencias, el grado a grado y la falta de transparencia.

Si miramos hacia atrás, si nos vamos a los años 90 cuando los muchachos del PLD iban a las redacciones con sus nota de prensa, con su “periodiquito” bajo el brazo como una Biblia denunciando la corrupción de los gobiernos de Balaguer o sus fraudes electorales. Todos o casi todos eran muchachos de los barrios de Santo Domingo y de los pueblos. Clase media baja o muy baja, como diría Bosch en su Composición Social. Gente con aspiraciones patrióticas, con la cabeza caliente y el corazón también.

Viajaban en guagua pública o en carros del concho. Compartían un trago o una cerveza entre ellos. Se fumaban un cigarrillo entre cuatro. Caminaban kilómetros con sus sueños a cuestas. Compartí con muchos de ellos las mismas calamidades. Todos queríamos servir al pueblo. Pero papeleta mató a menú… y morocota se alzó con to”. En en el Palacio Nacional, abandonaron las chancletas y las cambiaron por yipetas de lujo, los ranchos por mansiones. Y se marcharon de los barrios y los campos para habitar en los centros urbanos más privilegiados del país.

Todo esto viene a cuento a propósito de la declaración jurada de los funcionarios, donde vemos como aumentan las fortunas de los ministros a la velocidad del relámpago.

Pasar de 158 millones de pesos a 550 mal contados en menos de cuatro años, me parece un ejercicio profesional y político bastante exitoso. Ya quisiera cualquiera tener la fórmula. Pero no es ese caso. Conozco otros, muchos otros, incluso más escandalosos de acumulación de fortuna al amparo de la política y del Estado.

Y lo que es peor: la mayoría de las declaraciones de bienes que exige la Ley 82-97, no se corresponden con la verdad. El Procurador General de la República y el encargado del Departamento Anticorrupción se pasan casi 4 años suplicando el cumplimiento de la disposición oficial. Nadie investiga si lo declarado es cierto. Conozco personas que a la hora de su nombramiento no tienen “ni con qué caerse muertos”. Pero un amigo bondadoso pone a su nombre pesos y dólares, residencias, en Santo Domingo y La Romana, vehículos, fincas..., en la declaración. Al terminar su paso por el gobierno termina legitimada su fortuna. Una manera de lavar fortunas.

El progreso que tanto ha proclamado el presidente de la República llegó. Pero sólo para aquellos que una vez juraron “servir al partido para servir al pueblo”.